Éramos dos personas jóvenes, llenos de vida y
entusiasmos; queríamos encontrar y descubrir el mundo juntos… sólo con tener al
otro, era todo cuanto necesitábamos; desde pequeños compartíamos, teníamos
aventuras y nuestras manos estaban entrelazadas siempre. Aunque todo un día, ya
no todo fue alegría y tranquilidad en nuestras vidas; llegó una carta en donde
se te estaba pidiendo que te presentaras en el servicio militar; o como en la
misma decía “llegó la hora de servir a tu país; sabías cuanto me costaba el
hecho de separarme de ti… no quería hacerlo, pero era necesario.
Fue cuando me miraste a los ojos, tomaste mis
manos y dijiste:
-
“Amor, yo tampoco me quiero ir, pero un deber es un deber… Sólo hay
una cosa que quiero pedirte.
-
Dime, que me quieres pedir.
-
Sea lo que sea ¿lo harás?.
-
Lo que sea, es una promesa.
-
Quiero que seas feliz, busques un nuevo amor; me refiero a que si
encuentras a otro hombre y te enamore, si te saben cuidar, dar todo lo que
mereces… no lo dudes y sigue adelante. Eso es lo más importante, no mires hacia
atrás y continúa. Yo no sé cuanto tiempo estaré lejos, quiero que sepas una
cosa: Te amo con todo mi ser, mi vida y corazón… eso no va a dejar de existir
jamás; pero a nombre de ese sentimiento te deseo la felicidad. ¿Me lo prometes?
-
Yo, te lo prometo- mi voz se quebró, estoy segura de que en alguna
medida se dio cuenta lo mucho que me costaba hacer esa promesa y más el
mantener los ojos frente a los suyos- no será fácil.
-
Sé que no lo será amor, pero quiero lo mejor para ti. Ahora, voy a
pedirte un favor más, descuida es un poco más simple- de la nada, se me acercó
y besó… pero no fue uno breve, fue uno intenso, tierno, cariñoso y apasionado;
sus manos estaban rodeando mi cintura, es como si impregnara todos los años que
han pasado en un solo beso.
Por desgracia cuando volví a abrir mis ojos,
ya era tarde… me quedé sin quererlo dormida y estaba en nuestra cama… las
sábanas cubrían mis hombros, luego estiré la mano para poder alcanzarte, pero
fue en vano… te habías ido, sólo quedaba una almohada, una rosa y una carta. La
primera tenía aún impregnado el delicioso aroma de tu perfume así que la aferré
a mi cuerpo, para que estuviera vivo el recuerdo una vez más; luego tomé la
carta y vi la hermosa flor; cuando leí se me llenaron los ojos de lágrimas:
“ Quiero que
sepas cuanto te amo, las estrellas en el cielo son muy pocas para repetirte una
y otra vez lo grande que es este sentimiento; las profundidades del mar no son
nada al lado de lo que soy capaz de cruzar para poder llegar de nuevo a ti, los
caminos se pueden ver interrumpidos, pero todos en alguna medida siempre me
traerán a ti de vuelta. TE AMO y nunca lo dudes. Así como el aroma de una rosa,
es como tu piel, suave y delicada, pude tocar antes de irme, por eso no quise despertarte;
pero como un pequeño botón, estoy segura que cuando demuestres tu belleza
interior… sabrás llegar más lejos, ten fe en ti misma y lo conseguirás.”
El tiempo se aceleró como nunca y pasaron:
horas, días, semanas y meses… esa guerra duró casi dos años completos… muchas
personas perdieron a sus familiares, yo no sabía nada del hombre que estuvo en
mi vida por tanto tiempo y tuvo que responder al llamado de su país… deseaba
saber algo. Un día recuerdo que me encontraba en la sala de estar y me encontraba
leyendo, cuando alguien tocó a mi puerta… quizás era el cartero con las
cuentas, casi siempre en la misma fecha; no tenía muchas ganas de poder abrir,
pero no tenía más remedio.
Cuando iba en camino tuve una sensación muy
rara y no entendía que podría ser, era como si un olor extraño atravesara la
puerta y llegase a mi; cuando la abrí me quedé sin aliento; cerré los ojos muy
fuertes y volví a abrirlos, aún con la convicción de que me encontraba dormida
y todo era una simple ilusión o mala pasada de mi mente. En plena puerta
estaba… él; aquel hombre que me había dejado hace muchos años en esa misma
casa; el miró hacia el interior de la casa y se quedó asombrado.
-
Al parecer todo sigue como lo de…- pero no terminó la frase pues sus
ojos miraban con sorpresa algo que, a mis ojos no era fácil- veo que… Me alegra
ver como has salido adelante, cumpliste tu promesa; que bueno, eso está bien-
su cara dejaba ver que aún no lo creía.
-
De que- pero entonces supe de que estaba hablando, pero eso no lo tomé
en cuenta y me puse en puntas de pies, poner mis brazos alrededor de su cuello
y besarlo dulcemente… así como lo hizo él ese día que tenía que partir; por un
momento respondió al movimiento de mis labios y unos segundos más tarde me tomó
por la cintura y alejó para verme.
-
Esto… no puede ser- estaba muy nervioso, de eso no tenía la menor
duda- ya encontraste a una persona, tal como me lo prometiste.
-
Lo dices por ese chaleco- estaba segura que eso fue lo que vio- pues
en realidad es de mi padres, me vino a visitar y dejo este chaleco conmigo.
-
Creo que lo dices sólo para poder dejarme tranquilo.
-
Te equivocas; quiero que me escuches. Luego que te fueras, no paso ni
una semana y ya algunos chicos me estaban cortejando, decían cosas como “él no
volverá, pero yo puedo hacerte olvidarlo”, “no pierdes nada con elegirme,
sabrás lo que es en realidad el amor”…- mis ojos se llenaron de lágrimas-
¡Jamás!, me oyes ¡¡¡!Jamás!!! quise estar con ninguno; desde el mismo segundo
que leí tu carta, me di cuenta que este amor que siento por ti es más fuerte
que cualquier otra cosa y persona que se fuera a cruzar en mi camino. Eres lo
único que quiero y necesito, para que más; estuve cada día que paso esperando
verte, tener ante esos ojos que reflejan el brillo de este sentimiento mutuo y
que compartimos, tomar esas manos que me acarician y no me dejan de demostrar
ese intenso cariño y por sobretodo la boca de donde emanan todos los besos que
quiero dar y recibir por sobretodo los besos que me ponen como loca… deseando
no se acaben nunca y sentirme dichosa de ser la única que puede tenerlos.
-
¿Pero cómo lo hiciste para soportar todo este tiempo? Ya que cualquier
se pondría como loco, al cabo de unos pocos días, no lo entiendo.
-
Muy simple, sabía que lo sentías- tomé su mano y la puse en mi corazón,
mientras que la mía en la suya- ¿Puedes sentirlos como laten? Eso es por que se
han reencontrado y están felices, tanto la nota que hiciste ese día que leo
siempre y todo el tiempo, sabía que por muy difícil que fuera la situación…
sería capaz de lograrlo; el amor logra muchas cosas y esto fue más grande… Te
amo mi niño, mucho más de lo que la palabra dice, hace sentir y expresa.
-
GRACIAS!!! Mi princesa, ya no me iré más, estaremos juntos por mucho…
ni una guerra nos separó, aún después de esta vida estaré amándote y así hasta
que el amor deje de ser el maravilloso sentimiento que nos separó, pero nos
volvió a juntar sabiendo… si sabiendo que podríamos superar todo. TE AMO
Marisol Alday Derechos de Autor ^^
No hay comentarios:
Publicar un comentario