viernes, 24 de agosto de 2012

Es tiempo ... no puedo dejar que siga. Parte II.


Me encontraba a pocos segundos de olvidar todo lo que pasaba en mi cabeza, pero fueron los minutos más dolorosos (uno de ellos) que he tenido en mi vida; tiempo después me enteraría de que alguien me vio, un conocido y notó como la duda pasaba por mi cara antes de subir al tren. Todo el viaje de ida no paraba de llorar y recuerdo además que tenía un cuaderno de ciento cincuenta hojas y antes de llegar a mi destino ya llevaba la mitad escrito con las cosas que sentía y los sentimientos atravesados en esos momentos. 

Estaba aún claro cuando llegué y me fui caminando con el equipaje hasta la cabaña donde me iba a quedar, ahora sola, por casi dos semanas… no me importaba si ésta era pequeña, grande, cómoda; lo único que venía a mi mente era desligarme de todo… olvidar, no sentir, ¡NADA!.


Por extraño que parezca abrí los ojos aún dormida luego de haber entrado en aquel sitio, buscando por todos lados mi teléfono para ver la hora; pero por más que buscaba nada, no me importaba como me viera ni si el equipaje se encontrara por todo el piso tirado; al fin encontré el dichoso aparato, cerca de la televisión. Pero estaba descargado por la batería, me pareció algo extraño pues la había cargado y además dura bastante… cuando encontré el dichoso cargador, lo conecté a la corriente para activarlo y cuando lo prendí caí en la cuenta, primero de mi aspecto. Tenía unos ojos rojos e hinchados como pequeñas pelotas y además unas ojeras enormes; cuando me mostró la hora eran las 9 de la mañana del martes… martes o sea había dormido casi cuatro días seguidos y sin comer ni nada.

Mi único compañero fueron las lágrimas y el dolor que había en mi pecho; iba a buscar algo de comida, por que si bien me daba lo mismo en un comienzo, preferí no levantar sospechas con mi madre por si perdía peso bruscamente una vez que volviera. En ese momento es cuando la alerta de mensajes de mi celular dio un concierto por casi 15 minutos con notificaciones, no recuerdo cuántas pero eran muchas…

Algo me decía que no leyera lo que decían, pero otra me decía que si; en fin fui y comí algo de galletas y tome un poco de jugo para poder saciar mi estómago que reclamaba comida… volví a la cama y empecé a revisar las notificaciones. La primera era de mi madre “espero disfruten este viaje y más si es por algo especial. Te quiero hija, cualquier cosa me llamas o avisas”.
Luego uno de mi mejor amiga: “Patuda, con que dos semanas sola con él, pero te lo mereces. Disfruta no más, ya luego me contarás todo en detalle, sin omitir nada ¿ya?. Te quiero linda. Pero después venían sólo de ese… ese maldito: “Amor deja que te explique”, “Amor contesta el teléfono”, “¿Dónde estás?, necesito hablar contigo. Te amo en serio… pero ya no quise seguir leyendo más esos mensajes y más si venían de la persona que se encargó de destrozar lo más delicado para una persona, su corazón. Quise tirar lejos ese aparato y olvidar todo, si lo tenía era única y exclusivamente para que supiera de mi madre… pero de pronto vi una gota de agua en él y es que me había puesto a llorar de nuevo; no es para menos.

Como esperaba que lo perdonara o quisiera ver a la cara si me había mentido todo este tiempo y hecho que creciera la mentira… lo dejé donde estaba y me puse a llorar de nuevo, había mucho dolor en mi pecho, deseando salir  y dejar aflorar para ya no sentir nada más.
Así me la lleve los primeros seis días, pero ya no podía ni quería hacer nada pues como dice el dicho “No sirve llorar sobre la leche derramada” y ese era mi caso. Me fui a duchar y vestí para salir, no me iba a pasar todas mis vacaciones en una cama; además estaba más que conciente de cómo ese dolor en mi interior tardaría un tiempo en poder cerrarse y olvidar el episodio…. Pero ya no quedaba de otra y estaba más que decidida; todo era muy, por no decir en exceso tranquilo, no había nada llamativo ni que atrajera la atención de quien lo visitara, salvo claro lo que se refiere a paisaje. Al menos el aire puro me llenaba de su aroma y colores; iba a sacar la cámara de fotos, cuando de pronto me tope con el cuaderno que estaba usando en el viaje y decidí seguir escribiendo, pero totalmente cosas que sentía y bueno reflexionar un poco, ahora con la mente más fría…

Podría contar que fue de los otros días, pero la verdad es que fueron tan aburridos, sombríos, deprimentes como los primeros y por ahora no tengo el menor deseo en volver a vivirlos; pero los mensajes siguieron llegando tratando de hablar conmigo ese hombre o bien me llamaba y dejaba que sonara; las vacaciones realmente ni las sentí y decidí guardar mis cosas para poder volver a casa. Bueno debo admitir que me sacó de la realidad, pero tanto no podía durar mucho; cuando volví a casa mi madre me esperaba, pero por fortuna notó en mi mirada que no tenía ganas ni de hablar o comentar el viaje, por lo cual me abrazó fuerte y me ayudo con las cosas, para irme a dormir y así despertar bien para volver a clase, volver a … ya dejaré de pensar en eso, lo prometí.

A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo que debía y decidí irme caminando hasta el colegio para tomar el aire fresco de la mañana; fue muy grato y tranquilo, pero por esas pocas coincidencias de la vida me encontré con mi amiga y estaba vuelta loca al verme, pues como decía su mensaje, quería conocer todo en detalle sin nada dejar suelto.

- Mimi (como le decía yo), no quiero que me preguntes, hables ni toques el tema por favor- estaba por salir una nueva lágrima, pero logre evitar que saliera y me arruinara todo por lo cual trabaje- En alguna medida habrás sabido lo que paso, por eso te pido no más.
- Pues si, algo supe- respondió en voz baja- de acuerdo no diré nada ni preguntaré. Anda, vamos a clases.
- Sí, vamos para poder tener un buen futuro.
- Que así sea.

La primera clase fue muy aburrida y no puse gran atención, era orientación vocacional, luego venía matemáticas y lenguaje… mi amiga y yo nos escribíamos mensajes contándome de lo que fueron sus vacaciones, una que otra locura de siempre y otras aventuras. Cuando pasaron las demás asignaturas, llego la hora de recreo y no tenia ganas de salir, Mimi quiso que fuéramos a comer algo, pero yo no tenía el menor deseo de hacer eso … por desgracia insistió tanto que tuve que ir. Cuando cruzábamos la cancha de fútbol, trataba se mirar sólo hacia abajo y concentrarme en ello meramente; total lo que pasara cerca no me interesaba ni valía. 

Ya estaban algunos alumnos, pero la espero de lejos y ella me hacía señas por si deseaba algo del negocio… cual era la idea de hacerme comer y salir de la sala, el único lugar donde podría encontrarme a salvo y lejos de todo el dolor como recuerdo. Fue entonces que escuché como unos chicos conversaban muy cerca de mi.

-Él aún está devastado por la noticia de no saber sobre ella, ese día no la alcanzó. Tratamos de decirle que fue un mal entendido, pero no lo logramos; se la ha pasado todas las vacaciones en su pieza llorando y ahora no tenía ganas de volver. Tuvimos que ir por él, pues sus padres se fueron de viaje por negocios y al parecer les da igual lo que pase con su propio hijo.

- Que lástima- contestó otro- no imaginé que fuera para tanto.
- Sí, pero no digas nada delante de él.
- Amiga vamos, ya estoy lista- regresó y me dio un gran susto, pues no noté su regreso.
- Si. Si… vamos- la tomé del brazo para irnos.
- Oye no eres tú- dijo uno de los niños, de los que estaba ese día- la chica. Sí, eres tú.
- No lo soy, vámonos- la apure.
- Pero- vio como la miraba y entendió- es cierto vamos o se nos hará tarde.

El corazón me latía tan rápido que me temía poder no respirar bien de nuevo o peor, me diera un ataque en ese preciso momento. Mi amiga trato de animarme no sólo ese día, estuvo toda la semana para así dejar de lado mis pensamientos; pero para que mentirme tanto, si de alguna manera la conversación de los niños no dejaba de darme vueltas; por eso decidí reconocerlo y dar la vuelta a la página, ya era suficiente. Paso casi un mes de clases y yo seguía haciendo lo de siempre, sólo que saliendo un poco más para no levantar sospechas… fue un día que había ido a buscar un libro para la clase cuando me golpee con alguien mientras salía de la biblioteca.

- Disculpa no me di cuenta- cuando me di cuenta, de que por el impacto se cayeron unas hojas, me agaché para poder ayudar y fuera más rápido.
- No te disculpes, yo fui el idiota que no se fijo por donde iba- y se agachó para poder recoger las demás.
- Bueno parece que andabas con la mente en otra par…- levanté la mirada y me quedé helada, mi cuerpo temblaba entero, quería salir corriendo-te-no me salía la voz ni nada, de hecho tenía tanto miedo que el corazón empezó a latir como un loco histérico; aún más cuando nuestros ojos volvieron a cruzarse.
- A..- su voz se disminuyó, ni siquiera era un susurro, ya no era nada en realidad.
- …- no me salió nada y empecé a dar un paso para correr, pero mi cuerpo estaba tan, pero tan mal que mi corazón sentí que explotó por dentro y mi alrededor se tornó negro con manchas, daba vueltas y lo último que recuerdo fue ver su rostro espandado.

Cuando empecé a abrir de nuevo los ojos, sentí un ligero mareo y aturdimiento, mire a mi alrededor y había una mesita de noche a un costado, un vaso con agua y un suero… que al seguirle el camino me llevo a mi brazo que estaba directamente conectado. 

- No te muevas- dijo una mujer cerca de mi- debes estar tranquila. Nos diste un gran susto a todos.
- ¿De qué me está hablando?- no entendía nada.
- Por poco y sufres un infarto, raro en alguien tan joven como tú. Mejor ni pregunto que te paso o que hiciste para sufrir un desmayo tan poderoso como ese, más si te dejo inconciente casi un día completo, sin dar señas un nada.
- Vaya…
- Así que para que te cuides más jovencita, ¿está claro?-
- Sí…- mi cara se ruborizó
- Además de que te trajeron justo a tiempo.
- ¿Quién me trajo?- por mi mente pasaba un pensamiento de “para que preguntas semejante estupidez si sabes la respuesta”.
- Un chico bastante educado y dulce- miro hacia su derecha y me paso unas flores- vino un poco antes de que despertaras, te trajo esto; se nota que le importas pues no quiso moverse en toda la noche.
- Gra…gracias- fue lo único que contesté.
- No hay de que cielo, ahora descansa.

La verdad es que todos se enteraron de lo sucedido y no había como quitarme de encima a cada nuevo curioso con ganas de conocer mayores detalles y si había algo entre los dos; yo decidí seguir y no dejarme llevar por nada ni tampoco ningún comentario por el cual hacerme más caldo de cabeza. Pero no me duro mucho y después de tanto trabajo, totalmente en vano llegó el día por el cual luché tanto en aplazar para no tenerlo nunca; me había estado buscando y dejado mensajes para poder vernos, lo que me hacia saber mi amiga que leía las notas y yo jamás respondía. Fue una tarde de día viernes que me encontró y tomo de la mano por sorpresa, para llevarme lejos de ahí para poder hablar.

- ¿Por qué no respondes mis mensajes?- su voz estaba mal, como la de el día ese.
- No quiero verte, es que ya me has hecho mucho daño.
- Tienes que saber la verdad…
- Mira de veras aprecio y agradezco lo que hiciste por mi, tu preocupación y todo, pero ya no quiero verte. Es acaso tan difícil de entender.
- Entiendo que no me desees verme… pero dame la oportunidad de que te explique todo; en serio fue un mal entendido.
- No quiero, entiéndeme a mi.
- ….- fue cuando en lugar de decir algo más se abalanzó sobre mi y besó, yo como que estuve a pocos pasos de caer, pero él (como siempre) previno eso y puso su mano alrededor de mi cintura- entiende que te amo y no voy a dejar de hacerlo.
- ¿Quién te crees que eres o con que derecho?- le pegué más fuerte en la cara. 
- Mira lo quieras o no vas a saber que paso; ese día lo que escuchaste fue el ensayo de una obra para una asignatura. Por desgracia llegaste en mal momento y lo mal interpretaste, pero no fue más que una mentira, siempre te he amado… de verdad que no miento.
- Sí, por supuesto que te creo. Tu eres actor y yo soy la reina Isabel de Inglaterra; en serio deja de ser patético y da la cara de una vez. Asume tus errores y sé hombre.
- Lo estoy siendo, no miento.
- Y como me puedes probar eso ¿tus amiguitos acaso te van a cubrir de nuevo?.
- Yo también lo he pasado mal, no eres la única. Además si quieres pruebas, las tengo, anda vamos.
- ¿Dónde me piensas llevar?.
- ¿Querías respuestas?, entonces guarda silencio y sígueme.

Me tomo de la mano (suavemente) y llevaba a una casa que sólo conocía por fuera, que estaba supuestamente restringido su acceso; pero entonces vi una puerta con el letrero “risas y locuras”. Hizo señas para entrar y fue cuando quedé con la boca abierta ante la sorpresa, me encontraba en una casona antigua. De la nada salió un niño pequeño y tendía sus manitos para que lo tomara en brazos, sin entender nada; él asintió, como queriendo decir no había problema de hacerlo…

- Hola tío, que bueno verlo por acá de nuevo- dijo un niño no mayor de diez años- buenas tardes, señorita- dijo mirándome a mi.
- Buenas… buenas tardes- no entendía nada y el pequeño estaba más feliz que nunca en mis brazos, al punto de sonreírme y hacerme fiesta.
- Este se podría decir es un refugio para los niños que no tienen donde quedarse luego del colegio y son de escasos recursos, muchas veces sus padres salen muy tarde del trabajo o no tienen con quienes dejarlos. Yo con mis compañeros nos turnamos en la semana para poder venir para acá, el ensayo que te dije hace un rato era para ellos; se trataba de una obra en la cual mezclábamos dolor y amor para enseñarles un poco a los niños como es la vida, pues ellos sólo conocen algunas por el colegio y casi nada por sus propias familias.
- Debo admitir que es una linda tarea- sin darme cuenta el pequeño se durmió en mi regazo- pero de veras como esperas que crea semejante historia.
- ¿Quieres pruebas?, te las voy a dar. Ven- me llevo a otra pieza en la cual había una estantería llena de películas y un televisor- esta como deducirás es la sala de video. Bueno mira esto- sacó una del estante y la puso en el equipo- toma asiento por favor.
- De acuerdo- me senté y puse a ver la pantalla; me pasme al ver como la primera imagen era de un telón hecho por sábanas y un niño (el mismo de cuando llegué), anunciaba el comienzo de la obra. Pero eso no fue lo impactante, sino que escuchaba como empezaba la otra y eran exactamente las mismas líneas que el había estado diciendo ese día… no duró más de veinte minutos, cuando terminó se puso de pie para apagar todo devolverlo a su lugar y agacharse para estar a la altura de mis ojos. Tomó al niño y recostó sobre el sofá con cuidado, luego me tomo las manos y me dijo- este es el libreto donde sale cada una de las palabras dichas y que viste en esta cinta; no sabes como lamento haberte lastimado, sé que no tengo perdón, pero si de algo estoy seguro es acerca de mis sentimientos por ti… totalmente sinceros y sin esconder nada. Pero ahora si quieres irte y ya no volver a verme, lo voy a entender, eres libre de hacer lo que quieres; yo mientras puedas y seas feliz, me basta.
- Bueno yo…- es como si, sonara extraño mi pensamiento, pero me sentía desnuda, sin armas con las cuales podía defenderse- estoy un poco herida … aún.
- Lo sé amor, pero deja que te vuelva a conquistar. Te prometo que todo será mejor, pero dame la oportunidad ¿de acuerdo?.
- Mmmm- “por supuesto que si”, “crees que no te amo también, que no he dejado de hacerlo por más que he luchado”; fue lo primero que vino a mi mente y no había forma de decirlo frente a él- muy bien, pero todo empezará de cero, me duele aceptarlo… no puedo más.
- ¿Qué pasa?, te sientes mal.
- No me puedo mentir a mi y menos hacerlo contigo, te amo y quiero que esto funcione. Pero una cosa que te quede clara, si vuelves a hacer algo así o peor, me iré y no volverás a saber de mi. Mucho menos se te pase por la cabezota esa, muy dura por cierto, ir a buscarme ¿queda claro?.
- Por supuesto que si mi princesa.

Cuantas veces jugamos en verdad con los sentimientos de otros y ni reparamos en eso, pero no corremos la suerte de que se trate del ensayo de una obra… es la vida real. El corazón y vida de otra persona no son algo con que jugar, así que ya sabes… cuidalos y aprende a amar de verdad, no por que sea un capricho ni nada.

Marisol Alday Derechos de Autor

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